|
|
|
CONVERSANDO CON EL LECTOR
Estaba ansioso de comunicarme nuevamente con mis lectores habituales y público en general, después de dos años de ausencia de España.
En octubre de 1929 ingresé en la Escuela Especial de Mecánica y Electricidad, en París, donde hice los estudios del curso 1929-1930, obteniendo, como sanción de los mismos, el título de Ingeniero Mecánico Electricista.
Estos estudios tenían como objeto fundamental, primero completar mi cultura científica y en segundo lugar, poder rendir con éxito los exámenes y distintas pruebas prácticas a que someten al candidato en el concurso para el ingreso en la Escuela Superior de Electricidad, de París. La dificultad para ingresar en esta Escuela es proverbial en Francia. En mi convocatoria, de más de 300 candidatos (entre los cuales había más de 250 ingenieros) sólo fuimos admitidos unos sesenta.
En el curso 1930-1931 que he seguido en la Escuela Superior de Electricidad, de la cual he salido con el título de Radio Ingeniero, (el primer español que obtiene este título habiendo ingresado por la vía del Concurso) he tenido la envidiable suerte de tener por profesores a sabios mundialmente conocidos, como: Mme. Curie, M.M. Janet, Mesny, Langevin, Berthenod, Chireix, Latour, Jouast, Vieillard, Guttan, etc., etc., secundados por una verdadera pléyade de jóvenes investigadores de gran talento entre los que mencionaré: Roulaud, David, Decaux, etc., etc., la mayoría de la Radiotelegrafía Militar Francesa, cuyo conjunto, sagazmente amalgamado por la noble e inteligente personalidad del ilustre General Ferrié, constituye uno de los más admirables esfuerzos de la Francia para difundir la cultura entre las Naciones.
Como resultado de los estudios que he hecho me propongo publicar una serie de obras científicas, escritas en estilo sencillo, fáciles de comprender y de utilidad práctica, de manera que por una cantidad muy módica sea posible a mis lectores, no sólo documentarse sobre los más grandes problemas científicos que actualmente impulsan a las Naciones más progresivas, sino también ilustrarse sobre una serie de conocimientos que son indispensables a toda persona que quiere seguir el ritmo de la vida contemporánea.
Termino dando mil gracias a los innumerables lectores y amigos, de la Península y de todo el Continente Americano, que me han escrito durante estos dos años pidiéndome la publicación de nuevas obras.AGUSTÍN RIU
Barcelona, enero de 1932.